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Los vaivenes de la creatividad de los arquitectos con sus proyectos

 

Por José Miguel Peña Virgili

Un proyecto de arquitectura tienen la gracia de quedar para posteridad y sus creadores pasan a la historia, como quienes impulsaron un nuevo modelo de construcción.

Desde siempre los arquitectos fueron considerados como creadores de proyectos que quedan para la posteridad. Así tenemos edificios emblemáticos dispersos por el mundo haciendo eco de su creador. Pero concretar la obra supone tener que pasar por una serie de procesos.

Este proceso una serie de factores: El entusiasmo, la angustia, la frustración, la emoción y la esperanza de satisfacer las necesidades de quien te hizo el encargo.

Si bien puede sonar a exageración, el proceso creativo puede tener ciertas similitudes con un embarazo, ya que emocionalmente esperas que te represente lo máximo posible, que refleje parte de tu personalidad y que no tenga elementos distractores.

Pero, tal como dijimos anteriormente, hay una serie de desafíos que se encuentran por delante, que en principio pueden parecer muy difíciles de superar, pero que a la larga se convierten en verdaderas herramientas para concretar tu proyecto.

Por esto te dejamos algunos consejos para concretar:

  1. El poder está en tus manos
    Recibes la propuesta para hacerte cargo del proyecto que crees te pondrá en la palestra de los arquitectos del país. Tienes una serie de ideas en tu cabeza y que transformas en bocetos, maquetas y otra serie de planes que te dan la seguridad de que vas a hacer el mejor trabajo de tu vida. Te encuentras con toda la energía para superar las expectativas de tu contratante y la tuyas.

2. Entran las dudas
Mientras tu trabajo avanza, ves que los resultados no son como los esperabas. Entonces, el temor a no cumplir con las expectativas, las dudas sobre tu capacidad se hacen presente para convertirse en un nuevo problema para la concreción del proyecto. Ya las estructuras que planteas no son armónicas con el proyecto que te has planteado y son lo necesario para satisfacer lo que se te encargó. Lo que sale de tu lápiz no concuerda con el proyecto ni tampoco te representan, estás en crisis.

3. De poder, puedo
Aunque la frustración haga su trabajo, siempre queda un poco de oxígeno para llevar adelante la tarea. Cuentas con las herramientas para ponerte de pie y concretar el proyecto. Puede que no concretes al cien por cien en el papel o la maqueta, pero ya enrielas el trabajo hacia un punto definitivo. Ya no son palabras en el aire, sino que algo concreto.

4. Miras al frente para buscar ideas
Llega un punto en el que te preguntas por qué a tu colega le resultan fácil desarrollar sus proyectos arquitectónicos: ¿Es mejor que yo? ¿Tiene mejores herramientas? Todas estas preguntas tienen respuestas en el otro y no en ti, por lo que la carga de llevar adelante el proyecto encargado se hace más pesada que nunca. Por lo tanto, crees que el proyecto se encuentra al borde del abismo, y tú con él.

5. No te pierdas, eres bueno en esto
Han pasado horas muy pesadas. Has pasado del éxtasis a la frustración, de la alegría sublima de la buena idea a la frustración de que no era nada innovador. La mesa de trajo sigue ahí sin mayor movimiento. Pero de pronto, se alinean los planetas y la idea surge prístina,  con toda la luz que hubieras deseado veinticuatro horas antes. El cansancio desaparece y te vuelves una máquina de trabajo, que sabe el camino que debe recorrer para llegar al objetivo. No tendrá freno hasta obtener el resultado, la luz está más cerca, mucho más de lo que creías.

¿Y tú? ¿Pasas por estos procesos creativos con dificultad o te resultan simples?

Si deseas contactarme, ingresa a mi sitio web personal y con gusto podremos conversar sobre estos temas:

José Miguel Peña Virgili

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Conoce la experiencia de los procesos creativos de los arquitectos

Toda creación tiene un proceso, a veces más largo que otros, que permite visualizar y proyectar la obra que se busca desarrollar. Como si fuera un artista, los arquitectos deben pasar por un tránsito que involucra expectativas y decepciones a la hora de llevar a cabo su tarea.

Así, cada una de las etapas que vive un arquitecto se lleva cabo con una serie de vaivenes emocionales que son característicos en esta aventura. Como dijimos anteriormente, algunas de ellas son más complejas que otras, pero cada una de estas son momentos son verdaderas metas que se deben superar para lograr el objetivo de crear algún nuevo producto.

Por este motivo, José Miguel Peña Virgili, CEO de INSATEC nos cuenta que “Para realizar efectivamente un proceso creativo en arquitectura, es fundamental considerar la energía que se debe involucrar en la creación de un nuevo proyecto, lo que se  convierte en un elemento que puede afectar lo emocional, lo que por momentos pueden convertirse en verdaderas barreras a la hora de concretar una nueva obra. De esta forma, diseñar ya sea un modelo, edificio o vivienda se sostiene en una relación entre el creador y su producto llega a niveles de conexión familiar o sentimental”.

De esta forma podemos distinguir las siguientes etapas:

1. Total seguridad

Al recibir el encargo de la creación de un nuevo proyecto, nuestro cerebro opera en toda su intensidad y las ideas fluyen como un torrente. Y a la mano está todo lo que creemos necesario: dibujos preliminares, una serie de prospectos por definir, maquetas a escala.

2. El primer tropiezo

A pesar de las ideas iniciales siempre tenemos un primer tropiezo, el que a veces es más que necesario. Las ideas que fluían a gran velocidad se convierten en confusión convirtiéndose todo en basura. De esta forma la frustración se hace presente  y no encuentras respuesta para solucionar el puzzle. Sólo miras al techo esperando la inspiración que se encuentra bastante lejos de tu taller.

3. ¡Vamos que se puede!

Evidentemente el arquitecto se encuentra en un mar de ideas negativas, por lo que llega el momento de mirar el horizonte y avanzar hacia el objetivo. Las barreras están ahí y no queda otra que superarlas para lograr finalizar el proyecto. La tarea es muy compleja ya que la frustración sigue haciendo su trabajo, pero la racionalidad te invita a seguir adelante hasta lograr tu obra maestra.  ¡Tranquilo, aún tenemos posibilidades de lograrlo!

4. No seas envidioso

Tu mesa de trabajo sigue ahí esperando que te pongas a trabajar, pero las ideas siguen sin llegar, por lo que la rabia se asoma al ver que no se concretan tus ideas, no hay nada que sirva y la tentación de echar todo al tacho de la basura está latente. Fallaste y crees que perdiste la oportunidad. Miras a tu alrededor y a otros le resulta, la envidia hace su aparición. ¡No pierdas la calma!

5. ¡Y se hizo la luz!

Luego del colapso de la frustración, como dice el dicho, “llega el momento de calma”. Tu cabeza puede estar nublada por las horas sentado frente a la mesa de trabajo, los cigarros y el café inundando tus ideas, pero aparece, en momento menos esperado, la luz al final del túnel. Y todo comienza a fluir desde la punta del lápiz que es guiado por tu mano. Sonríes y atrás queda la sensación de morder el polvo de la derrota. Está a la mano la posibilidad de concretar la tarea, te das cuenta de que la creatividad es tu fuerte y que, a pesar de las horas de trabajo, aumenta la energía para darle un final feliz al proyecto, una cuestión personal, un desafío a tu capacidad de crear y un nuevo galardón a tu creciente currículum.

¿Qué te parecen estos consejos? Para más datos como estos sobre el mundo de la arquitectura, puedes seguir a José Miguel Peña Virgili en sus distintas redes:

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